Para que los consumidores comprendan la comercialización justa, la información objetiva e imparcial y las prácticas contractuales justas, debe proporcionarse siempre información detallada sobre los productos y servicios. Esto permitirá a los consumidores comparar las características de los diferentes productos y servicios, tomando decisiones informadas sobre posibles compras o consumos.

Su objetivo es proteger los intereses legítimos, los procesos contractuales, tanto de los consumidores como de los proveedores, mitigando los desequilibrios en el poder de negociación entre las partes. Pueden entrañar el suministro de información sobre las repercusiones sociales, ambientales y económicas a lo largo de la cadena de valor y el ciclo de vida. La información sobre los productos y servicios facilitada por los proveedores desempeña un papel importante en las decisiones de compra, ya que los únicos datos de que disponen los consumidores pueden estar en la información que se facilita.

La información comercial, injusta, incompleta, engañosa o tergiversada puede dar lugar a la compra de productos y servicios que el consumidor no necesita, lo que supone un despilfarro de dinero, tiempo y recursos, e incluso puede ser peligroso para el medio ambiente o para el consumidor. La confianza del consumidor también puede verse disminuida, ya que los consumidores no saben qué o a quién creer.